
Ahora mismo, volviendo hacia casa, he visto a un montón de niñatillos pijos ¡decenas de ellos! en la puerta de la perra y me ha extrañao, unos despistaos vale, pero ¿tantos? me fijé en el local y, efectivamente, se cumplieron mis peores presagios: la perra ya no es la perra, ahora es la botelleka y ya me puedo imaginar su nueva clientela...
Por cierto, se estaban pegando unos en la puerta, supongo que por la "propiedad" de alguna chica, mientras...