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Los que me conocéis bien, o muy bien, sabéis que ese apodo tan ingenioso que me puse en tiempos londinenses estos últimos años me empezaba a pesar; no porque no me identificase con ambos adjetivos ni porque no estuviera encantado con ambos, sino porque laboralmente sentía que solo se me valoraba por uno de ellos...
Pero desde el mes pasado, eso ha cambiado; ahora tengo a 21 chiquilles de todo el mundo que madrugan para aprender conmigo (y yo con ellos) 2 días a la semana, unas 3 horitas. Y me siento tan encantado de todo; explicando los temas españoles de actualidad, debatiendo con ellos, explicándoles expresiones muy nuestras (como que Cristina de Borbón "se fue de rositas" de lo de su marido 😝) compartiendo reflexiones, llenándoles de dudas y dándoles alguna certeza.
No sé cuánto me durará esta híper motivación; pero nunca me había sentido así ¡todo lo que estudié ahora cobra sentido! ¡Los niñes quieren aprender conmigo! Ahora los martes y jueves me cuesta bastante menos madrugar...
Qué gusto haber llegado hasta aquí, hoy y ahora, amanecer un día más al lado de Sonia ¡y ya llevamos 40 meses en Cartagena!, haber compartido un desayuno con mis estudiantes, que ahora me recojan mis padres a la tarde, para acabar cenando con la Yaya, que a sus 95 sigue dándonos guerra. Si esto es un sueño: dejadme dormir un poco más 💞
