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Entré en el máster con un millón de frustraciones y dudas; al mes ya se fueron disolviendo y me puse súper a tope con el máster, nuestro proyecto concreto y nuestra solución.
Pero un mes y poco más tarde [el día de la postal]; descarrilé, me llamaron consultor [y no le veía ningún problema a eso], me dijeron que estábamos en una escuela [y eso me quitó todo el lívido acumulado] y me salí fuera a llorar. Supongo que ya era hora de soltar todo lo acumulado en ese tiempo...
Y ya me quería ir de vacaciones de navidad, y lo hice, pero al volver, la escuela seguía allí, y la prohibición de hacer consultoría [e innovar por encima de nuestras posibilidades] también; e iba muchos días a rastras, desenamorado, desubicado y ya sin cobrar el paro...
Pero aun sin darme cuenta, seguía aprendiendo, y [aunque fuera por rozamiento] me iba a haciendo un poco más innovador: a veces me escuchaba hablar y flipaba con las palabras que salían de mi boca [y el martes flipará Paula]. Y comencé a practicar deporte... voy camino de convertirme en medallista en networking, cómo me muevo! qué simpático soy!
El caso es que ahora siempre voy con un tarjetero en el bolsillo; uso más el linkedin que el facebook, no me pierdo un evento interesante, voy reconociendo caras y apretando manos. Soy sociólogo e innovador, un diamante en bruto!
Y bueno, lo que os estaba contando al principio, en los últimos 10 días volvimos a cambiar de idea en el proyecto, y me gustaba más! y el viernes lo acabamos petando!
Mañana ya firmaré un contrato de trabajo, pero sin confettis de momento, un contrato de los de antes, 20 horitas a la semana vigilando exámenes [hay que pagar las facturas] y ellas saben que pretendo abandonarles lo antes posible...
Y ahora sí que sí, solo me queda agarrarme bien fuerte a la frase del post-it y que este final solo sea un comienzo. Os mantendré informad@s 😃
Es el principio, y se veía venir.
ResponderEliminarEres tan brillante como sorprendente.