Hoy me volví a poner la camisa de Essaouira. La cuál me compré allá, porque pasaba frío en Marruecos en agosto ¡qué ironía! y qué maravilla también...
No sé si alguna vez volveré a pisar aquel lugar [aunque hay vuelos directos desde Madrid]; pero aquella ciudad y aquel hostel fue como un beso al pasado y una reafirmación de mi presente: "Está claro que hay cosas en mi vida a las que aún no quiero renunciar" como os escribí en mis crónicas de aquel viaje.
Luego vino Noruega y ese fue el otro gran descubrimiento de aquel verano. Sin duda, aquel agosto tan pletórico, me recargó las pilas para todo este otoño; aún así ha habido días malos ¡Obvio! Pero podía mirar al pasado buscando cosas buenas y vislumbrar un futuro que puede ser infinito...
Esta navidad habrá otro avión, con nuevos descubrimientos [sin complicaciones ni conciliaciones] y ya fantaseo con un nuevo agosto [con los aprendizajes del anterior] dispuesto a saldar otra cuenta pendiente al otro lado del Atlántico.






Pues lo iremos viendo de cerca
ResponderEliminar