Quizás también mi escapatoria a mis miedos de aquel entonces…
¡¿Sólo de aquél entonces?!
Y tras días de miradas
indiscretas y conversaciones inocentes,
Te dije de quedar; el
domingo de resurrección!
Pero llovió, llovió como
nunca vi llover en Granada
(No siempre la lluvia es mi aliada en esa ciudad),
Y tu restaurante no abrió, tampoco
mis alas.
No volé y caí derrotado en mi cama.
Una semana más tarde volví
allí,
Con mi mejor sonrisa y
cargado de seguridad
“la cuenta y un bolígrafo,
por favor”
Y ahí te escribí mi número
de teléfono y reclamé mi domingo de resurrección.
Me llamaste al día
siguiente, resulta que te llamabas Inma…
Quedamos al jueves
siguiente y fui cogiendo carrerilla para volar de nuevo,
No volví a saber de ti en
esos días…
Salvo que un rato antes me
cancelaste el plan; y aborté mi despegue.
Me sentí tan frágil a tu (no)
lado que nunca más quise saber de ti.
Y hoy solo te recuerdo como una fantasía más,
De esas que “pueden ser…” y
luego nunca son.
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