
Los que me conocéis bien, y los que me leéis también, sabíais las ganas que tenía de la boda de mi primo Enrique con Raquel. Os confesaba en algunos audios de wasap estos días que sería como la guinda a unas vacaciones de agosto increíbles; la coronación de una cuesta hacía arriba, que hace unos meses, la verdad es que veía desde muy abajo...Y lloré, lloré muchísimo, de a poquitos: pero constante, de hecho aun sigo, lubricando a base de lágrimas...