"Con los bares y mayoría de comercios aún cerrados, una vez que en nuestras ciudades se abra el coto del paseo (...). Sin otra finalidad que el vagar en sí mismo, saborearemos cada acera y pavimento como el prisionero de un gulag al que le dan a probar el primer arroz blanco de la libertad" Javier Rada.
Los primeros paseos llegaron, volvieron. El Ministro me puso fácil la elección entre 6-10 de la mañana u 8-11 de la noche: odio madrugar ¡y más en fin de semana! y adoro los atardeceres ¿o acaso no tenía que elegir y se podía repetir? La verdad es que esto de la desescalada es todo un trabalenguas...
Además es como si nos hubiéramos despertado en un mundo diferente del que nos recogimos a mediados de marzo: aún con frío en las calles y atardeciendo a las 7; ahora se pasea en pantalón corto, con chaquetilla y a las 9 aún se aprecian los últimos rayos de sol. ¿Quién nos robó el mes de abril?
Y paseamos... con los ojos bien abiertos, sin apenas coches, rallando los límites de ese kilómetro y esa hora, descubriendo calles y recovecos que, seguramente, si no fuera por estas circunstancias, nunca habríamos atravesado. Los amigos de Más Madrid están diciendo de abrir los parques para descongestionar las aceras y la verdad es que parece bastante sensato...
Pero de momento sigo saboreando esta horita diaria de libertad, disfrutando de la fase 0 y deseando [que si todo va bien] llegar a la fase 1. Y así sucesivamente...
¡Feliz desescalada!
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